31 de agosto de 2009

Juan Disante - Rep. Argentina



La Palabra.

Siempre me dio por coleccionar palabras.
Otros juntan estampillas, peinetones antiguos o corchos retocados. No es mi caso. A mí me subyugan determinadas palabras.
.
Me las voy encontrando por el camino. A veces en la reflexión. Y también las tropiezo en el mercado o en cualquiera de esas audiciones de radio donde el locutor las deja caer y ahí quedan abandonadas y sin destino.
Ya tengo varios frascos llenos que ocupan toda la alacena del altillo. Y creo que voy a tener que habilitar otro lugar.
De vez en cuando, especialmente los domingos por la mañana en que toda mi familia duerme, doy vuelta los recipientes sobre una mesa y las reviso.
Las miro, las huelo. Las pongo a contraluz y las comparo. Y siempre me las llevo al oído para escuchar sus cadencias cuando las agito. Responden al tacto de bordonas singulares.
Al sesgo único de cada alma.
Como “guaino”, que en realidad expresa un son musical pero que, al principio, la utilizaron porque ya sonaba con música propia, conforme me dijo la señora que me la obsequió.
O como “abedul” que, por más que no quieran, fue el germen de todas las abedulinas, o si fuéramos más lejos, el abedular; en todo caso por aquello de que al principio fue sólo el verbo.
A algunas las fui descartando por frágiles, como “deleznable”, porque el sentido que me imprimió al comienzo, se da de patadas con el diccionario.
A decir verdad, suelo disfrutar con “tremolina”, que se las trae. O “azafrán”, por su giro pajizo.
O con una difícil: "cardamomo".
También en un frasco tengo “Viracocha”. ¡Qué hechizo que posee! Sabe a dulce maíz… y a cierta confusión de los orígenes. De tal modo que, quizá algún día, todos los niños a quienes bautizaron Rodrigo, vuelvan a llamarse Viracocha. ¡Vaya a saber!
Pero, desde hace algún tiempo estoy obsesionado con una que me cargué y que, como a un endeblucho lechuguino, me tiene achichonado: “pliegue”. La boca, para poder mencionarla, tiene que horizontalizarse hacia los lóbulos en una línea perdida. Hay que gesticular una reidora por las comisuras.
Hasta donde pude percibir, pliegue es el grácil sesgo de una imagen en la que la luz permite mostrar el claroscuro de sus formas.
Es ahí donde la vida puede apreciarse en toda su
contigüidad, porque torna, rola, reaparece.
Es el punto donde algo se ceña y estría.
Resulta un acaecer para cualquier mortal que desee volverse hacia sí, porque hubo una vez en que dudamos y fuimos débiles. Luego nos encontró la embriaguez del almibarado bies de la falda de siempre en busca de la bocamanga trashumante.
¡Qué objeto la palabra!
Las hay gracejas, taimadas, aprobantes. También menuditas y chuscadas.
Cual misterio de la creación. El habla. El amor. El regreso…
Pliegue… pliegue… pliegue…
Ji… ji… ji…



http//blogs.clarin.com/letra-y-matecocido


29 de agosto de 2009

Mónica Angelino



Solo



decirte que escribir

cuatro buenos versos no es

tener el pasaporte a la felicidad

timbrado en el bolsillo


una forma como otra cualquiera

de no morir


desplazar por metonimias

los contornos mudos de la risa


¿quién dijo que era fácil el olvido?



Victoria Asis - Rep. Argentina



Ejercicio II


Está aquí.
Me acompaña desde siempre,
Y me regala el silencio
detrás de mis palabras . . .

Lo sabe, su perfume va conmigo.
Nada es secreto entre nosotras. . .
Es la dueña de esa parte de mi vida,
así como acaese.

Me contacta en lo discreto y con su
mirada interna me desata,
en dérmica fusión con la palabra.

Desde lo profundo, ella es flujo que se
torna verbo en mi decir
y se queda aquí, cuando un suspiro
se me escapa. . .


********


No puedo


Soy quien soy.

En sensaciones mudas al tiempo de sentir
cuando se allega tímida, involuntaria, su presencia.
Soy la palabra, la huella,
que dibuja mi historia erosionada y la muestra
sin rastros, sin nombres ni recuerdos.

Soy quien soy.

La que no sabe leerte en otros labios
y puede seguirlo en sus mandalas,
abrir los campos de sus viajes y encontrarnos
en comunión astral;
Y sin embargo no puedo leerte en otros labios. . .


17 de agosto de 2009


Mónica Angelino




Inconmensurable



cae pampa


............la noche


llenando


................de abrojos



............................la garganta.




14 de agosto de 2009

Lydia Raquel Pistagnesi - Rep Argentina



Soy paréntesis
de páginas escritas
con frases impensadas.
Pincelo
noches sin estrellas.
Y canto,

con la voz enronquecida
y los labios resecos...


(del libro "Duendes de la lluvia")



**************



Eleva su plegaria la hojarasca.
Un ruiseñor anuncia
que desde el vientre de la ausencia
llegan los recuerdos
para acariciar mi soledad...........



( del libro, "En el nombre del Ángel")



************



Busco mi alma
después de la tormenta
en escarpados exilios de dolor,
donde una vez,
quedó olvidada la inocencia............


(del libro, "En el nombre del Ángel")



http://poemasdelydiaraquelpistagnesi.blogspot.com/




6 de agosto de 2009


Mónica Angelino


Ladillas



(Tendrás lo que quisiste
y lo que no)
................Bibiana Poveda



Tendrás

un sanguchito de jamón sobre la mesa
(algunas migajas en el suelo)
una copa vacía desbordando por el tajo

más sal que la debida en las arterias
el control de la tele perdido entre las patas
de la gata que dormita tu rum rum en el sillón

la cama sin hacer

quemados en la escarcha los azahares del domingo

y acunándose hecha percha entre los hombros
los palitos boyando de la yerba
con el mouse haciendo clic en comentarios
casi apagado el pucho insondable y arisca

la reputa soledad.